El archivo en cuestión lucía un nombre decididamente poco llamativo: 01-VARIOS.avi. Durante semanas residió, plácido pero levemente amenazador, en el escritorio de mi portátil. Permanecía allí desde que Chechu León me propuso elaborar una pieza con las imágenes en movimiento que, si te atrevías a clicarlo dos veces, el archivo mostraba. Las secuencias que contiene son, por decir poco, curiosas. Muestran, en riguroso y vetusto blanco y negro, a varios miembros de una familia, de diferentes edades. Se les intuye conscientes de la cámara en todo momento, disfrutando del nuevo juguete que alguien ha puesto frente a ellos y que los está inmortalizando sin compasión. Corresponden, me dice Chechu, a los primeros planos rodados en Arnedo, alrededor de 1927, en la casa-palacio de la familia Sopranis.
Aunque las siglas de la extensión .avi significan en inglés «Audio y Video Entrelazado», el fichero no contenía sonido alguno. ¿Qué banda sonora podrían tener unas imágenes así? Una tarde, durante el habitual paseo con mi mujer por el parque del Guinardó, se me ocurrió la idea que ha acabado dando forma a la pieza. Durante muchos años me ha interesado la historia de la intervención del ejército español en África, durante los primeros años del siglo XX. Son unos años a menudo olvidados, o mal explicados, y con muy poca representación en nuestra filmografía. Años que prefiguran todavía mucho de nuestro presente. Incluso llegué a plantearme el germen de un largometraje ambientado en esa época, que nunca llegó a ser. Son también los años en los que las imágenes de los Sopranis fueron filmadas. Al volver del paseo por el parque, se me ocurrió cruzar en una búsqueda de Google la guerra del Rif y Arnedo. Y ahí apareció la figura de Salustiano Sáenz de Tejada. No hay un intento de ilustrar sonoramente las imágenes, sino de buscar un diálogo entre video y audio, casi una confrontación. No tratar de confundir, pero tampoco sobreexplicar o subrayar demasiado. Y dejarlo prácticamente todo a la interpretación del que lo ve (y lo oye). El resto hay que buscarlo en la propia pieza.
Anita Rocha da Silveira presentando Medusa en la misma sala donde se proyectó TRES.
Vistas «Intregalde» y «Medusa«. Ambas estuvieron en Cannes. Las dos tienen estilos diferentes, pero comparten una estimulante mala hostia.
Por la tarde fui a The Beguiling y compré tres comics para repartir en casa (Seth, Brubaker y Kirchner). También ahí tuve que hacer cola, max. 8 personas dentro de la tienda.
He hablado con bastante más gente sobre la peli. Hay alrededor de 100 largos proyectándose por aquí, y el personal se hace listas con lo que quiere (o puede) ver. Sé que hay bastantes asistentes que han puesto a «Tres» en su lista después de que se viera por primera vez, y solo hace falta chequear un poco twitter o instagram para saber que no ha pasado desapercibida entre la marea de cine que supone esto.
Es una pena tenerme que ir ahora. Ya dominaba perfectamente el acceso al desayuno del hotel. Espero volver pronto.
Vistas ayer «True Things» por la mañana y «Competencia oficial» por la noche. Pero sin duda el mejor drama ha sido ver en la pantalla gigantesca de un sports bar el Barça-Bayern a media tarde.
Ya he estado en cuatro salas, y la calidad de proyección es excelente en todas. Mis preferidas son las del Bell Lightbox, imagen definitiva y sonido muy contundente. Me sabe mal no tener fotos del pase presencial del lunes, pero es lo que tiene venir solo.
Para hoy solo he podido encontrar entradas para una rumana: «Intregalde«. Cada vez es más difícil pillar butacas libres, ni siquiera intentándolo a las siete de la mañana hay suerte. Aprovecharé el día para visitar The Beguiling y miraré de escribir un poco.
Mis contactos de whatsapp se despiertan seis horas antes que yo, y el vibrar de sus mensajes mañaneros me han desvelado bien pronto. Para desayunar en el restaurante del hotel he tenido que escanear dos QR y rellenar un formulario. Además, cuando hice el check-in ayer, le recepcionista me dio cuatro vales o «vouchers», cada uno con el número de habitación y la fecha de mis días de estancia escritos a mano. Cuando me llega a la mesa el gigantesco sandwich que parece que he pedido, me reclaman el «voucher» del día y lo entrego obedientemente. La combinación de seguridad analógica y digital para obtener un desayuno hace prácticamente imposible que alguien se cuele y consiga comer gratis en el Intercontinental Centre.
Por la mañana voy al cine, a una de las sala del «Bell Lightbox», el corazón del festival. He conseguido entrada para ver «Unclenching the fists«, una muy buena peli sobre el patriarcado en Osetia del Norte, y cómo una joven con heridas físicas y psicológicas consigue liberarse. Comedia no es, pero ha valido la pena.
Después de comer y hacer tiempo (me salto 4 horas en este relato por el morro), me vienen a buscar al hotel y en diez minutos estamos en el IMAX Cinesphere, la sala donde se va a proyectar «Tres«. El recorrido es corto, pero el coche que me lleva tiene que seguir a 10km/h la estela de una especie de mini-auto de campo de golf que nos escolta hasta la entrada de la sala.
Entramos por la puerta trasera, y Andrea y Diana me mantienen detrás de la pantalla, esperando que llegue el momento. A las ocho en punto Diana se dirige al personal, hace una pequeña introducción y me presenta. Diana estuvo viviendo en Barcelona y colaboró en mi primera peli. Es extraño y emocionante que ella me presente. Tras sus palabras cojo el micro y digo dos o tres frases educadas. «Enjoy the delay» es lo último que les suelto. La sala está al 50% de la capacidad, el máximo que permiten las normas Covid del festival, o sea que a tope.
Para ocupar mi asiento tengo que enseñar el QR de la entrada que he retirado para mi propio pase, Row P Seat 1. Es en la otra punta de la sala, y cuando me siento está todo oscuro y se proyectan ya las promos y los anuncios de los sponsors del TIFF. La sala es enorme, y la pantalla es curva, preparada para proyecciones IMAX. Para hacernos una idea: es muchísimo más grande que la del Phenomena de Barcelona, por ejemplo. El responsable técnico se queda a mi lado por si los niveles de audio no me convencen. Cuando arranca la peli, le digo al encargado que suba el volumen. Y aún lo hago una segunda vez antes de la secuencia del «idiotizer». Estoy tentado de subirlo una tercera vez, pero no quiero que comiencen a sangrar los tímpanos de la señora que tengo al lado. Aunque bastante alto, el sonido es limpio y nítido, y los surrounds y el subwoofer funcionan a la perfección. La sensación de inmersión en las secuencias clave está asegurada. La imagen también es buena, pero lo de la pantalla curva no me acaba de convencer. Quizás para los espectadores más centrados funcione, pero desde donde yo estoy distorsiona bastante el encuadre. Después lo comentaré con algunos asistentes, pero para todos ellos habrá sido una proyección técnicamente perfecta.
Termina la peli, y antes de los créditos la gente comienza a aplaudir. Mucho rato. El jefe me pregunta si puede atenuar los créditos y bajar la música, para que pueda comenzar el Q&A cuanto antes. Accedo y arrancan treinta minutos de preguntas y respuestas. La chica que lo conduce se explaya ensalzando la peli. Luego me cede la palabra. Me acerco el micro a la boca y muevo los labios, pero sin emitir sonido alguno, como si estuviera muteado y hubiera un delay. El personal se ríe bastante, y a partir de ahí creo que se animan a preguntar. Hablamos del porqué del título original de la peli, de Marta y su performance, del trabajo de sonido, de superhéroes, de Netflix y Amazon, de las reglas del delay, de los fragmentos en catalán y gallego que tiene la peli. Todo ha ido muy rápido y de repente se acaba el Q&A. Antes de salir se me acercan cuatro o cinco personas a hablarme personalmente de la película. Al menos dos de ellos son diseñadores de sonido. A ambos les ha tocado personalmente la película. Uno de ellos enfatiza el toque «europeo» que, según él, tiene el largo. Un americano jamás hubiera explicado la peli así, me comenta.
Me llevan en un coche del festival a una mini-party en el centro. Tras enseñar los correspondientes QRs, comemos y bebemos algo mientras de vez en cuando alguien se atreve a acercarse a hablarme de la peli. Yo nunca hago algo así, y lo valoro mucho. Una chica me pregunta sobre la escena de sexo, y una pareja quiere una explicación sobre el final de la película. Improviso respuestas cada vez, espero que pronto alguien suba el significado de la peli a la wikipedia y aclare las cosas.
Son las 2AM cuando volvemos caminando al hotel, con Javier y Juan Marín de «Lo invisible». En el camino hablamos de «La Conversación», de Fleetwood Mac y de tiendas de cómics en Toronto.
Al llegar, el enorme hall del hotel está vacío.
A dormir.
Bcn->Amsterdam
Casi no he dormido. Ha sonado el despertador a las 4:20 y en menos de 10 min. ya estaba dentro del taxi.
El taxista dice exactamente estas palabras: Hola amigo, vamos aeropuerto, T1 rápido que estamos.
4:48 estoy en El Prat T1. Cola enorme para el check-in de KLM. Nervios. Me doy cuenta que la preparación del papeleo del viaje es tirando a pobre: no llevo impreso lo que creía llevar impreso. Ya pasa de la hora de embarque cuando me atiende una señora muy seca en el mostrador más alejado del final de la cola. Pasaporte, vacunas, Pcr, EU COVID, eTA, arriveCan… ya no sé lo que está en el móvil y lo que está en papel. Se lo dejo todo tirado por ahí. No facturo maletas y me da la tarjeta de embarque de muy mala gana. Puerta D75. Otra cola intensa antes de pasar el control seguridad. Me cuelo delante de una moza que se está bebiendo un batido, en lugar de simplemente tirarlo antes del escáner. Debe ser caro, o muy proteínico. Mi arco no pita. Marcha atlética hacia la D75. Ya llaman a los últimos, y uno de esos soy yo. Entro en el avión aún respirando fuerte. Asiento 25D. Despega. ¿Quiere tomar algo? Oranch yus.
Amsterdam->Toronto
8:25 estamos en AMS. Cintas transportadoras hacia la otra punta de Schiphol, a conectar con el vuelo a Toronto YYZ. Control de pasaporte número 1. Look at me, mask, cap. Pasado. En la pantalla indica puerta F2. Allí, control de pasaporte numero 2: tarjeta de embarque, Pcr, arriveCAN, eTA… mascarilla, gorra, quitar, poner. Han sido 40 minutos de cola. Sorprendentemente, detrás de la puerta F2 no se entra hacia el avión. Era solo para un control previo, ahora hay que ir a la F6 para el embarque. Más espera. Intento fallido de extraer algo de comer de la máquina del vending.
Control número 3, esta vez solo de pasaporte y tarjeta de embarque. El que va delante mío es rechazado por no haber pasado antes por la F2. Yo lo paso, esta vez con mascarilla y gorra puestas. Avión repleto. Asiento 34H, pasillo, mis compañeros ya están todos aposentados. Son especialmente voluminosos, extremidades ocupando ampliamente ambos reposabrazos. Esto va a ser arduo. Llega una azafata neerlandesa, y le dice al del medio que puede ir a sentarse con su mujer, que hay hueco. Perfecto. La cosa mejora. El de la ventanilla tose de vez en cuando. Habla un inglés impecable, pero está leyendo un libro en ruso.
Frío. Mantita. Pruebo una peli del menú: «A quiet place II». Es como la I, pero con un flashback al principio. Pasta or chicken. Pido chicken pero me ponen pasta. Al menos no lleva tomate.
Sentado a unos metros de los motores de un super-reactor no es el mejor lugar para apreciar «A quiet place II», pero la termino sin incidentes.
Me tapo con la mantita azul, me quedo medio frito y ya estamos en Toronto, han sido poco más de 7 horas.
Tres controles más en la aduana. Uno electrónico y otros dos presenciales. Pero la cosa pasa rápido, o es que ya todo me da igual. Taxi en la puerta A desk 7.
Hotel Intercontinental Centre habitación 1811.
Son las 13:00 Toronto time.
Por la tarde veo a gente de la organización (Diana Sánchez y Diana Cadavid, gracias) y conozco a Javier Andrade, Anahi y Daniel, que acaban de presentar «Lo Invisible». Están muy contentos. Cenamos juntos, y luego vamos a ver «Le bal des folles», una peli de Mélanie Laurent. Intensa, pero estoy muy petado y no me queda empuje para seguirla en condiciones.
Al salir llueve y me mojo de vuelta al Hotel.
Mañana proyectan Tres, explicaré cómo va.
Más brillante que mil soles
la excursión hacia las estrellas
al volante, en el auto,
saliendo de plano, del planeta,
a continuar con la búsqueda.
Rezamos en la oscuridad
de la iglesia de las Ciencias.
El árbol del conocimiento
da frutos agridulces;
al hombre de la calle, la ciencia
le confiere infinidad de beneficios.
Pero seguimos en la oscuridad,
donde siempre estuvimos.
Repasa cada una de las «Ciencias»,
ninguna muestra más que fragmentos
y aún así todas proclaman orgullosas su saber…
Basta un simple silencio
para quebrar el corazón mortal.
Así que arrodíllate adorando
la maravilla que es el hombre;
Hemos aprendido todo lo posible,
exploramos cada frontera
que aparece en nuestro camino.
Pero seguimos en la oscuridad
aunque ahora la llamemos día.
No, no hay respuesta
no hay prueba eterna
ni verdad atemporal.
Aunque luchemos por abrir los ojos,
seguimos en la oscuridad
en lo referente al porqué.
Seguimos en la oscuridad
acurrucados
y así nos quedaremos.
En el año 2000 me fui al Cinemart, el mercado de proyectos del Festival de Rotterdam, a intentar buscar coproductores para «Mike y Susi», que es como se llamaba entonces lo que resultó siendo «TILT – Nos hacemos falta».
Era un completo pardillo. Cada día enviaba un mail a los colegas y la familia. A Dani Vela le hicieron gracia los mensajes, y los acabó publicando en la web en Flash que hizo para la peli. De ahí los he rescatado usando un descompilador de ficheros swf. Ojo que el post es largo…
Enviado: domingo, 30 de enero de 2000 20:22
De: jgim@——-.com Para: Miguel Ángel ; Oscar ; Pere ; María ; Asunto: Rotterdam Day #1 Hola, tal como os prometí, aquí va un resumen de mi jornada de hoy, que ha sido bastante intensa y no sé si muy provechosa. Ya se verá. De momento tengo la sensación que por aquí se mueve gente con dinero y con ganas de gastarlo, pero todavía no he podido enganchar del cuello a ninguno de estos. Hoy he tenido 4 citas y media:
1ª Cita – Mr and Ms ———-, de ———– ,Israel
9 de la mañana. Llego en punto a la sala donde se supone que es la reunión. Este matrimonio llega con 20 min. de retraso. Son un par de yayetes que hablan muy poco y que no saben muy bien de qué va mi película. Me dicen que a uno de ellos le gustó la sinopsis, pero no se ponen de acuerdo a cual de los dos. Más tarde la mujer me dirá que está enferma, que ha estado vomitando toda la noche. La reunión es un poco “tensa”, al final ya no sé qué hacer y les pongo el “Libre Indirecto” que llevo en la bolsa. No tiene subtítulos (Oscar !!) y me veo explicándoles el argumento a medida que avanza la peli, ahora le dice que es su novia, ahora que está embarazada, etc. Pido la versión con subtítulos que tienen los de la organización. La mujer me dice si mi peli es como las de Almodóvar. Le digo que no salen travestis. Hay un momento de silencio y pienso que podrían ser familia lejana de Woody Allen. Llega el de la organización con la copia con subtítulos, pero la pareja ya se ha ido de la sala, y me encuentra sólo, recogiendo los papeles y las cintas. Un comienzo de puta madre.
2ª Cita – A. L. de S. C. Films, England
Esta cita resulta ser en la misma sala y justo después de la anterior, o sea que vuelvo a sacar los papeles y las cintas y los dejo donde antes. A. es unachica de unos 38 y antes de que le explique mi historia me lo deja bien clarito: No puede hacer nada concreto para ayudarme en mi proyecto. Simplemente quería hablar conmigo porque le ha gustado mucho la historia. Como ya estamos allí y como tengo el portero subtitulado, se lo pongo en el video. No tengo que explicarle que está embarazada, porque ya lo va leyendo debajo. Cuando se acaba me dice que los personajes se veían muy pequeñitos. Es que estaban lejos, mujer.
3ª Cita – C. V. de T. Entertainment, Germany
Este hombre no aparece. Me pasan una nota que llegará por la noche, o sea que quizás mañana…
4ª Cita – ————- ————- de ————-, Germany
Esta tiene dinero. Se le nota por la forma en la que saca sus papeles, por la calidad del dossier de su compañía y por que lo primero que me dice es: “qué quieres contar con tu película”. Me invento una parrafada y parece que la convenzo. De pronto me sorprende diciendo que visionó mis tres cortos el día anterior, y que le gusto el del bus y sobre todo, sobre todo, el del niño y los pinballs. Aquí me lo pone a huevo, y le hago ver que el espíritu de ese corto es el que más tiene que ver con el largo que pensamos hacer, que si el B&N, que si el niño, que si el flipper y tal. Antes de que se vaya, le digo directamente si me va a dar algo o no, porque no me concreta nada. Insisto. Me dice que está acostumbrada a que la presionen y que me dirá algo. Eso sí, necesito un apoyo en firme de un distribuidor y mira mi lista de contactos para ver si tengo alguna cita mañana o pasado con alguien interesante. Me marca con una pluma MontBlanc dos de mis próximas citas. Atento Oscar: Necesita en breve un presupuesto REAL en Excel. Adjunto a este mensaje tienes todos los presupuestos que hemos ido haciendo de M&S. Deberías currar y a ver si puedes antes del miércoles enviarme por mail un presupuesto en Excel TRADUCIDO AL INGLÉS, por importe de — millones de pesetas, que aquí nadie se mueve por menos. Eso si, mantienes los super 16mm y todo, pero cargas en los sueldos para que cobremos todos y podamos vivir a costa de esta mujer y de otros como ella.
La mejor cita del día.
5ª Cita – P. B. de The P. Company, Germany
Me saluda efusivamente. Se sabe de memoria los diálogos del “libre indirecto” (Miguel: como el Kepa Sojo). Tiene una productora fuerte, con varias películas en Rotterdam los últimos años, y me recuerda que le debía haber enviado mis anteriores trabajos, tal como le prometí en Sarajevo. Prometo demasiadas cosas, se ve. Le doy la cinta, pero me equivoco y le doy la subtitulada…