Sentar la Cabeza / Desenfreno Total

Recuerdo como me sentía a los diecisiete: era un gato, una serpiente, un lagarto, un ratón…
también me atraía lo de tener un buen carro y una esposa, y un crío, casa en el campo, piso en Londres.
Voy a pirarme a una isla en cuanto termine el verano, voy a liarla a tope,
beber más que un pez en una tromba marina,
formo parte de una corriente
que viene de lejos, y a estas alturas debería saber
que no tiene fin.

Hay tanto que recordar, hay tanto que olvidar: en nosotros está nuestro futuro, aunque lo desconozcamos aún.
El espíritu se hace carne, y la carne espíritu… buscamos respuestas en la cara de la Esfinge, pero no sirve de mucho.
Atrapados entre vejez y belleza, experiencia y juventud, sentimos una acuciante necesidad de algún tipo de Verdad.
Pero a veces nos dejamos atrapar, pillados entre oportunidades desperdiciadas, malgastadas.
Así que mejor unirse a la danza de los malgastadores: esa que es rápida y lenta a la vez,
cualquier cambio es preferible a quedarse estancado,
fosilizado.

De verdad que tengo vocación por Sentar la Cabeza,
pero en cuanto comienza a sonar la canción,
me pierde la menor promesa de Goce Total…

eres tan joven, tan viejo, lo atrapas, se te escapa, es tan jodido
de explicar
casi lo tienes, vas muy mal, tan joven, tan viejo, tan raro, tan fuerte, tan jodido
de explicar… tan cerca, tan lejos, tan joven,…